
Quién financió a Hitler – (James Pool y Suzanne Pool)
Qué pregunta más dabuti, como diría Amadeo de Saboya en una borrachera, aquel Rey italiano que reino en España en 1870… pues quién va a ser, los de siempre, ¿no los veis en nuestros días, en nuestra época)…los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Italia y todos los países europeos y algunos no europeos. La Burguesía, etc, y los Anti-Comunistas como siempre, entre otros muchos…Que pregunta más dabuti…como decía Amadeo de Saboya en una de sus borracheras…
La investigación de James Pool es en sí misma una novela. Entrevistó a personas que intervinieron en la recaudación de fondos para los nazis, como Ernst Hanfstaengl y Frau Wagner. Entrevistó a personas que financiaron directamente a Hitler, desde encumbrados príncipes, hasta miembros corrientes del Partido Nazi, los voluminosos registros financieros de algunas de las más importantes empresas industriales de Alemania y los archivos de la “FORD”.
Suzanne Pool se interesó mucho por las mujeres que financiaron a Hitler. Resumiendo: la obra nos permite saber que la gran Duquesa Victoria de Rusia apoyó el Anti-Comunismo mediante entregas de dinero a Hitler; que otras mujeres, seducidas por la timidez y los buenos modales de Hitler, le entregaron sus joyas y que facciones rivales de las Fuerzas Armadas, e incluso un rico industrial judío, prestaron servicios y dieron importantes sumas a los Nazis….
“Con dinero por delante se abren todos los caminos” decía Shakespeare…
El dinero es un elemento de investigación muy importante en el estudio del poder político, y las corrientes de influencia se manifiestan en sus transacciones —Quién Financió a Hitler— es un importantísimo relato sobre las personas –hombres y mujeres, aristócratas y campesinos, alemanes y extranjeros– cuyas contribuciones económicas determinaron la subida de Hitler al poder.
Revela sus motivaciones y sus métodos, y, a la luz de estos recuerdos, surge Hitler de nuevo, una personalidad nueva que no se manifestaba entre el griterío de las masas, una personalidad que Hitler reservaba para la tranquila persuasión en los salones distinguidos…
Hitler fue lanzado a su carrera política por una sociedad poderosa y secreta, en una época desesperada en que la inflación subía con rapidez meteórica. Dos mil prensas oficiales funcionaban día y noche para imprimir más billetes, casi desprovistos de valor. En su nadir, el marco alemán tenía, en relación con el dolar, un valor de un billón a uno. Los pocos afortunados que gozaban de crédito o de divisas extranjeras, aprovecharon despiadadamente la situación e incluso aceleraron la inflación cuanto pudieron. El paro y las huelgas iban en aumento, y los comunistas amenazaban con apoderarse de las principales ciudades y provincias. Los aristócratas y los terratenientes ricos pensaron en que la revolución era inminente. Así lo había profetizado un hombre solitario, fundador de un Partido nuevo, creador de una nueva esperanza.
Las filas del pequeño y mísero Partido de Hitler crecieron en medio del torbellino. Impulsado por un apoyo a bajo nivel, Hitler buscó dinero más allá del caos. Poco a poco se le abrieron los salones. Para sorpresa suya, sus anfitriones lo encontraron irresistiblemente seductor. Henry Ford quería difundir su propia filosófica Anti-Semita. Su libro —El judío Internacional— publicado en 1920, se convirtió en un “best-seller” en Alemania y tuvo un extraño parecido con el “Mein Kampf” de Hitler publicado cinco años más tarde….