Ramsés – Bajo la Acacia de Occidente – (Christian Jacq)
A sus cincuenta años, y tras lograr prosperidad en Egipto, Ramsés no puede disfrutar aún de tranquilidad. Ahora debe mantener la paz y sortear los obstáculos que amenazan la estabilidad de su imperio. Cuando llega la vejez, Ramsés se sienta a la sombra de una acacia para emprender su último viaje, un viaje del que sólo será testigo el escriba Ameni, su fiel servidor durante más de sesenta y siete años.
Bajo la Acacia de Occidente es el último volumen de que se compone la monumental pentalogía dedicada a Ramsés.
Los rayos del sol poniente cubrían de oro celeste la fachada de los templos de Pi-Ramsés, la capital que Ramsés el Grande había hecho construir en el Delta. La ciudad de turquesa, denominada de ese modo por el color de las tejas barnizadas que adornaban la fachada de las mansiones, encarnaba la riqueza, el poder y la belleza.
Era agradable vivir allí, pero aquella noche Serramanna, el gigante sardo, no disfrutaba de la suavidad del aire ni de la ternura de un cielo que se teñía de rosa. Tocado con un casco adornado con cuernos, con la espada al costado, el bigote rizado, el antiguo pirata, convertido en jefe de la guardia personal de Ramsés, galopaba de muy mal humor hacia la ciudad del príncipe hitita Uri-Techup, en arresto domiciliario desde hacía varios años.
Uri- Techup, hijo destronado del emperador del Hatti, Muwattali, enemigo jurado de Ramsés. Uri-Techup, que había asesinado a su propio padre para ocupar su lugar. Pero había sido menos astuto que Hattusil, el hermano del emperador. Cuando Uri-Techup creía tener el país en sus manos, Hattusil se había apoderado del trono, obligando a su rival a que se diera a la fuga, organizada convenientemente por el diplomático Acha, amigo de infancia de Ramsés. Serramanna sonrió. ¡El implacable guerrero anatolio en fuga! En el colmo de la ironía, había sido Ramsés, el hombre al que Uri-Techup odiaba más en el mundo, quién la había concedido asilo político, a cambio de informaciones sobre las tropas hititas y su armamento…